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Sin márgenes, sin límites, sin bordes, sin miedos, sin cánones, sin aplausos, sin mímesis, sin coreografía, sí con danza, sin reconocimiento, sí con olvido, al margen, después del borde, por fuera de los límites, en presencia, en arte, en convicción de cambiar la noción de la danza.

Después de las páginas de un libro de historia de la danza, como propone Laurence Louppe, se encuentra la historia de la danza: “De hecho, la historia de los orígenes de la danza contemporánea, como era de esperar, no debe buscarse en la historia de la danza. Se encuentra al margen de esta historia porque está al margen de toda representación identificable. Por eso conviene distanciarse del cuerpo visto y puesto en escena en los códigos de visibilidad social, tal como lo describe hoy en día la historia de las representaciones, o la historia de las otras escenografías emparentadas con ellas, incluso aunque algunos estudios serios y esclarecedores se hayan detenido en este aspecto”. (Louppe: 2011)

La danza efímera y fugaz, desaparece y con ella su acontecimiento. De las danzas prehistóricas solo podremos imaginar, recomponer unos pocos remanentes y reconstruir un supuesto ritual. Es en estos bordes, donde la danza se nos escapa bien sea porque no queda una evidencia, solo un rastro o trazo, en donde mi interés por la historia de la danza se mueve. De igual manera hacia períodos aun oscuros en la danza, como América precolombina, Egipto antiguo, Grecia antigua; en los cuales los relatos y las imágenes componen a la danza gracias a nuestra imaginación y a la vez contensión en metodologías como la iconología.

Xochipilli dios azteca de la danza, la primavera. Foto: Carolina Posada Restrepo 2014

En este tránsito, el concepto de danza se ma iba expandiendo y traspasando los ‘límites’ que enmarcaba la danza escénica occidental, incluyendo los modernismos y movimientos contemporáneos. Es así como aparecen, se revelan, quizás las ‘danzas puras’, desprendidas de intenciones estéticas o aplausos del público, más sinceras a un cuerpo que se mueve deliberadamente, impulsado por movimientos internos sin derivas ni condicionamientos, que hasta ahora nombro como danzas convulsivas, danzas del entusiasmo, danzas involuntarias…danzas descontenidas de formalismos.

Ancientdances es un momento para revisar la historia, conmovernos y removernos, para mirar hacia grafías difíciles de recomponer o danzas que desestabilizan nuestros límites de la danza.